Europa sigue aumentando las medidas de presión que buscan mermar las fuentes de financiación de Rusia. En este caso ha centrado las restricciones sobre el crudo, prácticamente prohibiendo las importaciones de crudo ruso por mar a la Unión Europea, y además estableciendo un tope de precio al barril, también cuando sea transportado por mar.
Estas dos nuevas sanciones entraron en vigor a primeros de diciembre y buscan por un lado, estrechar el mercado al que Rusia puede ofrecer su crudo y, por otro lado, evitar incrementos desmesurados de precio en el temido invierno europeo con la crisis energética existente. Es importante matizar que estas prohibiciones no afectan al petróleo ruso transportado mediante oleoductos por transporte terrestre.
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Los posibles impactos de estas medidas no están claros
Rusia lleva tiempo advirtiendo de los posibles efectos adversos de las sanciones para la economía mundial en general y en este caso para el mercado internacional de petróleo en concreto (incluso desde antes de que las mismas se aprobaran) y se oponen tajantemente ante las mismas.
Aunque las consecuencias son inciertas por el momento, es probable que la actividad económica de este sector disminuya. No obstante, Rusia confía en que las restricciones se queden circunscritas al bloque occidental y economías como la china o la india no acepten el tope al precio y puedan seguir realizando transacciones comerciales sin ningún tipo de incidencia.
Lo que ya han provocado es, de entrada, una caída significativa en las exportaciones de crudo y derivados del petróleo ruso por mar, además de un llamativo “atasco” de buques petroleros esperando para cruzar el Bósforo en su ruta de salida desde el Mar Negro al Mar Mediterráneo. Este punto, junto a la ciudad de Estambul, marca uno de los principales puntos de salida de los petroleros con materia prima procedente de Rusia o Kazajistán hacia el Mar Mediterráneo y, desde ahí, a cualquier parte del mundo.
Una gran mayoría de las compañías navieras y (sobre todo) aseguradoras que operan con estos buques son europeas, y en el momento en el que se ha aprobado la restricción para intervenir en los procesos comerciales con barriles tasados por encima de 60 dólares, dichas compañías se ven imposibilitadas para operar sobre esos barcos, con lo que se han quedado “varados” a las puertas del Mediterráneo.
La Unión Europea, por su parte, también prevé verse afectada por estas sanciones ya que, aunque hay una apuesta muy importante por la diversificación de las fuentes de energía, especialmente las renovables, sigue siendo en gran medida dependiente de proveedores externos para satisfacer su demanda energética y de combustibles fósiles (a pesar de contar con distintos puntos de su geografía donde existen yacimientos de gas y petróleo – como Reino Unido y Noruega).
Actualmente, los principales suministradores de petróleo a la Unión Europea son Rusia, Noruega y Arabia Saudita, aunque también se importa petróleo de otros países como Irán, Iraq y Nigeria. Será necesario por lo tanto modificar la fuente de origen de este producto y aumentar el suministro por parte del resto de socios energéticos de la Unión, sobre todo en países especialmente dependientes de este producto transportado de esta manera.
El cómputo total de sanciones crece, aunque el efecto no siempre es el esperado
De esta manera el total de sanciones impuestas desde la Unión Europea a Rusia desde el inicio de la invasión a Ucrania, para darle “donde más le duele” (según palabras textuales de la unión europea) sigue aumentando hasta casi alcanzar las 10.000 sanciones impuestas desde febrero de este año (casi 15.000 desde marzo del 2014 por la invasión de Crimea).
Rusia, como es de esperar, ha puesto en marcha diferentes medidas extraordinarias para tratar de revertir, o al menos de minimizar, el impacto de las mismas y evitar de esta manera el colapso de su economía.
Llama la atención el caso de la moneda rusa, el Rublo: las primeras sanciones impuestas en los meses de febrero de 2022 hicieron que la cotización de la moneda se hundiese rápidamente hasta perder la mitad de su valor a primeros de marzo. No obstante, la cotización en el mercado Forex de la misma se recuperó de forma muy significativa con medidas unilaterales como la imposición de cobrar en rublos y no aceptar moneda extranjera, lo que ha hecho que la cotización de la divisa no sólo se haya recuperado, sino que ha superado la previa a la guerra desde abril de este año (a pesar de que en diciembre está sufriendo una ligera caída).